Todos nosotros tenemos un reloj biológico que marca nuestra vida, dirigiendo nuestro sueño, nuestra actividad física, intelectual y emocional, nuestra sexualidad y hasta como comemos, a esto se le llama biorritmos, debemos tener conocimiento y organizar nuestra vida en función de ellos. Tiempo de nacer, tiempo de morir, tiempo de plantar, tiempo de curar. Cada cosa tiene su tiempo y momento. En la vida todo está regido por ciclos, el universo sigue ciclos naturales , la rotación de los astros, los mares, la luna y sus fases, las estaciones, la sucesión de los días y las noches, los ciclos octavos, la energía vibratoria de las células. Cada uno de estos ciclos se produce en periodos diferente. Estos ritmos en los seres vivos se denominan biorritmos y nos marcan de distintas maneras, nosotros tenemos un reloj biológico que es como una alarma que nos dice: tengo sueño, hambre, necesito descanso. Pero cuando nosotros perdemos el talento de escucharlo o sentirlo y dejemos de hacer caso a estas señales o cuando este bioreloj deje de funcionar por completo, nuestro organismo pierde la sincronía y aparecen malestares físicos y psíquicos. Si deseamos optimizar nuestra salud física y mental hay que estar mas atento a lo que nuestro cuerpo nos dice pero sobre todo a interpretarlo adecuadamente. En que se basa el bioritmo? Se basa en los ciclos de la vida aplicados al ser humano, teniendo siempre en cuenta que en nuestro cuerpo se producen y generan diferentes tipos de alteraciones biológicas producidas cíclicamente como la respiración, el ritmo cardíaco, el sueño y la vigilia, la menstruación. Al nacer según la teoría del bioritmo, cada ciclo comienza desde cero y empieza a subir en una fase positiva, durante la cual las energías y las capacidades son muy altas. Nuestro reloj biológico interno se sitúa en una región del cerebro denominada núcleo supraquiasmàtico, esta ubicado en la parte superior de la unión de los nervios ópticos, los cuales responden a la luz solar, este reloj biológico sigue un ciclo de aproximadamente 24 horas, cuando se habla de ritmo circadianos del latín circa diez esto quiere decir alrededor de un día. Podemos decir que hay tanto tiempo biológicos (bioritmos) como funciones fisiológicos, estos pueden diferenciar en dos bloques principales:
Nuestro cuerpo, en su conjunto, vibra a una frecuencia cercana a los 7 Hertz, es decir, a 7 ciclos por segundo. Con la misma frecuencia vibra el sistema corazón/aorta si dejamos por unos instantes de respirar, o en aquellas personas que gracias ejercitarse consiguen respirar de un modo tan delicado y armónico que dejan de influenciar este ritmo. De nuevo, 7 Hz es la frecuencia de las ondas cerebrales theta, las asociadas al estado semi-hipnótico entre el sueño y la vigilia, y a la actividad intuitiva y creativa más profunda. Finalmente, 7-8 Hz es la frecuencia a la que vibra la Tierra en el interior de la ionosfera, como efecto de la relación entre la velocidad de la radiación electromagnética y la circunferencia terrestre. Si al meditar nuestro cerebro produce ondas theta, o al respirar en un modo determinado se reproduce el ritmo de 7 Hz entre corazón y aorta, estamos en sincronía con la pulsación fundamental de nuestro planeta. Uno se pregunta si la expresión “en armonía con uno mismo y con el mundo” no es algo más que una hermosa metáfora algo explotada. Sobretodo, porque la Naturaleza parece amar de modo especial los sistemas sincronizados.Los sistemas sincronizados requieren un gasto de energía mucho menor para el automantenimiento, y la Naturaleza busca constantemente implementar los estados energéticos más eficientes. De ahí se deduce que también para nosotros, el estado de sincronía con la Tierra es un estado en el que la vida fluye sin esfuerzo, y quizás gracias a ello podemos alcanzar las cotas más elevadas de pensamiento intuitivo y creativo.
El estrés es un gran enemigo de nuestro biorritmos: los desincroniza, perturba el equilibrio interno y hace desvanecerse el buen humor. Por ejemplo, un ruido desagradable crea un estado emocional alterado, y este afecta al ciclo del sueño-vigilia, al corazón o incluso a la producción de determinadas hormonas, generando trastornos añadidos. La luz sola nos estimula: es indispensable para nuestro organismo, transmitida a través del nervio óptico, actúa sobre la glándula pineal, del tamaño de un guisante y situada en el hipotálamo. Esta glándula regula los ritmos de la vida, armoniza el sistema endocrino y fabrica la melatonina, hormona cuyo descenso se relaciona con el envejecimiento y la falta del deseo sexual. Se segrega principalmente por la noche y se inhibe con la luz del día: de ahí la importancia de dormir bien, también se ve afectada por la luz artificial y los campos electromagnéticos por lo que se recomienda no encender la luz si nos levantamos en mitad de la noche y prescindir de aparatos eléctricos cerca de la cama.
Alimentación y Bioritmos: